La disputa por los que deciden en la Casa de Bello

Ilustración: Fabián Rivas.

La Universidad de Chile debate sobre un aumento en la participación de estudiantes y funcionarios en la elección de rector y decanos, como también en la composición del Senado Universitario. La reforma iba a ser plebisicitada en 2014, pero la renovación del senado universitario y la oposición de un grupo de académicos condujeron a la suspensión de la medida. El proceso ahora está nuevamente en discusión y se podría llevar a plebisicito a fin de año.

Por Alberto Millán.

El 13 de marzo los decanos de las facultades de la Universidad de Chile se reunieron de forma extraordinaria con el rector Ennio Vivaldi para conversar sobre una eventual reforma de los estatutos que rigen la casa de estudios. La cita fue en el campus Beauchef. Afuera de la sala del evento, un grupo de estudiantes encabezados por Valentina Saavedra, presidenta de la FECh, esperaba con carteles. En la entrada del edificio un lienzo consignaba: “A no cocinar la reforma a espaldas de la comunidad”.

La reforma que discutían las autoridades es un proceso de cambio de estatutos que culmina este año y que podría tener como consecuencia que todos los estamentos de la universidad (estudiantes, académicos y funcionarios) voten en la elección del rector, en la que actualmente sólo participan los profesores y que se realiza a través de una votación directa en urna. Tanto la forma como el fondo del proceso confrontan a distintos sectores de la comunidad universitaria.

Estatutos con historia y la creación del Senado

En 1969, tras movilizaciones, los estudiantes participaron votando por primera y única vez en la elección del rector Edgardo Boeninger. Sin embargo, toda la participación de la comunidad fue suspendida en la dictadura, que impuso nuevos estatutos a las universidades estatales en 1981, en los que se eliminaba la participación de los estudiantes en espacios de decisión como consejos universitarios y la elección de autoridades.

La Universidad de Chile es la única que ha reformado sus estatutos desde entonces, ya que la Universidad de Santiago aprobó en 2007 una reforma de estatutos que no ha sido ratificada por el poder legislativo, como corresponde en ese tipo de cambios en las universidades estatales. En una situación similar está la Universidad de Playa Ancha.

Desde 1981 la Universidad de Chile es la única universidad tradicional que ha reformado sus estatutos.

En 1998 se aprobó en la casa de Bello la creación del Senado Universitario, que comenzó a funcionar en 2006. El actual organismo de máxima deliberación es presidido por el rector y junto a él participan 27 académicos, siete estudiantes y dos representantes de los funcionarios.

En las otras universidades tradicionales no existe una instancia con esa composición, en la que se incluya a representantes de la comunidad en su conjunto. Sin embargo, el Senado de la Universidad de Chile funciona como una institución separada de otros espacios de deliberación como la elección del rector en la cual participa sólo un estamento.

En este contexto, en 2012, el Senado identificó falencias en el estatuto actual, donde el principal tema en cuestión es la participación de la comunidad en las decisiones dentro de la casa de estudios. Así comenzó la discusión de una nueva reforma que hoy confronta posturas.

Los cambios que provocan discusión: Elección de autoridades y composición del Senado Universitario

La propuesta final que elaboró la comisión del Senado encargada de proponer una reforma al estatuto de la universidad incluía dos puntos que modificaban el gobierno universitario. El primero de ellos es el cambio de la composición del Senado Universitario, disminuyendo la cantidad de académicos a 24 y aumentando a diez los estudiantes y a seis los funcionarios.

Las reformas propuestas por el Senado Universitario no fueron sometidas a plebiscito, porque hubo una renovación del organismo.

El segundo punto se refiere a la participación de todos los estamentos en la elección de decanos y del rector, con ponderación del 25% para alumnos y 15% para funcionarios, sumado a la participación que hoy tienen sólo los profesores. “Si bien los académicos tienen un rol primordial, es la comunidad universitaria quien decide sobre el desarrollo institucional”, explica Pedro Cattan, quien fue vicepresidente del Senado Universitario desde el inicio de este proceso hasta 2014. Esta segunda propuesta es independiente de la composición del Senado, ya que este último no es el encargado de la elección de autoridades.

A mediados de 2014, el Senado había aprobado las nuevas mociones para plebiscitarlas al final de ese año. Sin embargo, en junio hubo una renovación del organismo, por lo que los senadores que impulsaron la reforma desde el 2012 ya no estaban. Eso coincidió con que en noviembre 600 académicos de la universidad publicaron una carta en contra del proceso de reforma. Entre los firmantes hay académicos como el ex rector Luis Riveros, el presidente del Consejo Asesor Presidencial contra la corrupción, Eduardo Engel, y el ex ministro José de Gregorio.

Un grupo de académicos entre los que estaba el ex rector Luis Riveros presentó una carta contra el proceso de reforma.

“A pesar de la profundidad de la reforma, el proceso no ha sido producto de una reflexión pausada ni bien documentada, ni participativa, condiciones necesarias para un cambio tan relevante”, indicaba la carta. “La propuesta no fue conversada con la comunidad. Si bien el proceso era legal, no era ético”, explica el profesor Daniel Espinoza, actual senador y uno de los firmantes de la protesta de los académicos.

El nuevo Senado Universitario acogió el reclamo. A finales de 2014, el vicepresidente y profesor Juan Carlos Letelier logró un acuerdo con los decanos que habían sido los principales detractores de la reforma. Estos últimos eran partidarios de seguir con el sistema de claustros, en el cual los académicos de categoría más alta en cada facultad son los encargados de elegir a sus respectivos decanos. “La elección de autoridades con participación estudiantil no responde a los problemas de la universidad, como la calidad y la relación con la sociedad”, insiste Espinoza.

Tabla por Gabriela Campillo, editada por Nicolás Riquelme.

El proceso actual

Letelier y los decanos resolvieron suspender el plebiscito fijado para 2014 y propusieron crear un proceso nuevo para elaborar cambios al estatuto que consiste en establecer discusiones por facultad sobre diferentes propuestas con representantes de todos los estamentos. Éstas se plebiscitarán a finales de 2015.

Con esta nueva etapa en marcha el debate se centra ahora en el fondo de las demandas. “Los estudiantes apoyamos la necesidad de una reforma que cambie los espacios de decisiones. La propuesta marca un paso hacia adelante. Hemos visto resistencia de algunos decanos y por ello hemos dado un respaldo a la propuesta inicial del Senado”, afirma Valentina Saavedra desde la FECh.

Si bien la expectativa es que el proceso culmine a fin de año, ello dependerá de la contingencia: la agenda de la Federación, el movimiento estudiantil, las políticas internas de la Universidad de Chile y, sobre todo, las políticas impulsadas desde el gobierno y el Ministerio de Educación. “Para nosotros, la reforma de estatutos es el segundo tema. La prioridad es el cambio a la educación superior”, aclara el senador Letelier.

Sobre el autor:Alberto Millán es alumno de quinto año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa impartido por el Profesor Juan José Lagorio. El artículo fue editado por Gabriela Campillo como parte de su trabajo en el curso Taller de Edición en Prensa Escrita impartido por el Profesor Enrique Núñez Mussa.