Juan “Chileno Promedio” González

El hombre reúne las características que más se repiten en nuestro país. Tiene 10 años de escolaridad, gana $350.000 al mes y mide alrededor de 1,70. Representa al 69% de la población nacional y se llama Juan González.

Por Renata Fernández

Juan González Jiménez nació el 15 de septiembre de 1975 en San Miguel, pero vive en Peñalolén. Tiene siete hermanos y sus padres están separados. A los 35 años, trabaja como chofer del recorrido 503 del Transantiago. Mide 1,69, usa gomina, tiene siete kilos de sobrepeso y luce un afeitado perfecto. De piel oscura, chaqueta de cuero y camiseta blanca, Juan usa zapatillas Nike y ya peina sus primeras canas. Juan califica, según indican las estadísticas, como el perfecto chileno promedio.

En todo Chile existen 1.985 personas llamadas Juan González. La socióloga Claudia Giacoman explica que “el hombre promedio” se define por las características que son más comunes en la población y que Juan González –el nombre más común de todos– representa eso: “lo que más se repite en el país”. En el terminal del recorrido 500 del Transantiago hay 3 Juan González y todos son como el chileno medio: morenos, con un leve sobrepeso y de alrededor de 1,70. Juan González Jiménez es uno de ellos.

El hombre promedio en Chile toma 122 vasos de cerveza al año, debe $1 millón al banco y tiene 10 años de escolaridad, los mismos que Juan González cursó en el liceo Heinrich de Ñuñoa: “El octavo lo terminé. Estudiaba la cuestión de computación pero no seguí por el tema de la responsabilidad, de que dejé embarazada a mi polola. Pero yo quería seguir estudiando, porque lo de computación era como la pega del futuro”.

El chileno medio se casa a los 30 años, se divorcia a los 40 y suele separarse por una infidelidad. Juan mantuvo una relación de 15 años con su ex mujer, pero nunca se casó. Tuvieron a sus hijos Francisca (18) y Bastián (14), quien tiene hoy un hijo de ocho meses. El hombre común pasa media hora al día con su familia.

Desde chico, Juan pensó que se dedicaría a manejar maquinaria pesada, pero en 1997 ingresó al mundo de los microbuses porque — dice — “ahí estaban los millones”. El chileno promedio gana $350 mil y pertenece a la clase media. Juan cuenta: “Mi sueldo base son 316 lucas, pero hago horas extras porque pagan bien, y así puedo hacerme unas $500 mil mensuales”.

“Para el chileno medio, la casa es la aspiración de tener un lugar propio: sentir que lo que se paga en dividendo es plata para uno. Pero la mayoría de los chilenos no toman la casa como el primer bien relevante al que aspirar: es más fundamental un auto o un televisor”, dice Eduardo Nicholls, psicólogo clínico y consultor.

Juan González Jiménez no tiene vivienda propia, pero maneja un auto marca Chery azul nuevo, que le costó $3.490.000 y que compró gracias a un crédito de Banefe: de 48 cuotas, sólo ha pagado una. Vive en la casa de su hermano y está postulando a un subsidio para comprarse un departamento en La Reina. No tiene internet pero sí celular y un televisor con cable, aunque no le gusta ver tele. Tuvo Facebook, pero lo cerró por las peleas entre sus ex parejas. Abrió una nueva cuenta, pero olvidó la clave.

Si el chileno promedio toma 150 tazas de café al año, Juan se escapa: desde que comenzó a trabajar en micros toma seis cafés al día, es decir más de 2 mil tazas al año. “Prefiero el té y el mate, pero por la pega de uno mismo estoy obligado a tomar café”, dice. Pero si el chileno medio fuma diez cigarros al día, Juan fuma sólo cuatro.

La media de los chilenos pololea por primera vez a los 13 años y tiene cinco parejas durante toda su vida. “Conoció a mi hermana y al tiro la invitó a salir y eso que él estaba pololeando. Se le perdona, porque es chispeante, un cabro que no molesta a nadie”, cuenta Juan Navarrete, colega de González y presidente del sindicato de buses al que los dos pertenecen. Juan dice que es de relaciones largas y que sólo ha tenido tres novias importantes. Añade que no es muy “pololero”, aunque no se cree capaz de vivir sin mirar mujeres en la calle.

Juan, como el 70% de los chilenos, es cristiano: “En las creencias soy sano. Me fui donde los adventistas porque ellos enseñan la Biblia. Yo creo que Dios resucitó y que está vivo. Igual me aparezco por la iglesia y le pido al Señor todos los días que me saque de las malas tentaciones”.

Juan ronca, es hincha de Colo Colo, tiene a Camilo Sesto como cantante favorito y al arroz como comida predilecta. Sueña con conocer Chiloé y nunca ha viajado al extranjero. El chileno promedio pasa 10 días fuera de su casa durante vacaciones, toma 2 medicamentos diarios y dedica 85 días al año a beber alcohol.

“Hace poco jugué una pichanga y quedé sin respiración. Yo hacía fisicoculturismo, pero me metí a las micros y eso me fue quitándome cosas…. Ahora ya no hago ejercicio”, dice él. El hombre promedio hace 15 minutos de deporte al mes y come 98 kilos de pan al año, usa aproximadamente 500 palabras diarias y tiene 47 libros en su casa. “Yo creo que usaré como 300 palabras al día, no es que sea tímido, pero me cuesta saber de qué voy a hablar”, dice Juan, cuyo único libro es la Biblia.

39% de los chilenos no se identifica con ningún partido político y 65% sí se siente representado por alguna tendencia política. Juan, quien se inscribió en el registro electoral sólo para votar por Piñera, dice: “Me gusta la política, pero de repente es muy complicada. El te digo y el direte divide mucho”.

Tanto el chileno medio como Juan tienen sólo tres amigos íntimos. González dice que los amigos quitan mucho tiempo y que su trabajo de chofer no le deja espacio para hacer nada.

Cuatro de cada diez chilenos no están conformes ni con su vida ni con su cuerpo ¿Y Juan? “Igual estoy como conforme con mi vida. Me he mandado mis errores, pero uno va aprendiendo y ahí estoy po. Mi sueño es comprarme una hectárea en el sur y me parece que alguna vez lo voy a hacer”.

Sobre la autora: Renata Fernández es alumna de cuarto año de Periodismo y este artículo es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa Escrita, dictado por la profesora Jimena Villegas durante el primer semestre de 2012.