El último pipiolo

Foto Arístides Progulakis

El presidente del desaparecido movimiento Chile Primero y diputado electo por el distrito de la Región Arica y Parinacota vive sus primeros meses en la Cámara Baja. Con 26 años, algunas de las causas de Mirosevic hoy son la reforma educacional, la despenalización de la marihuana y, más allá, revivir el espíritu de los liberales del siglo 19.

Por Vicente Quijada

De traje y con una whipala –bandera a cuadros multicolores, que representa a las etnias andinas– al cuello, Vlado Mirosevic entra a la Cámara de Diputados. Se cruza con funcionarios del Congreso en el ascensor que, con curiosidad, le preguntan si su bufanda representa al movimiento por la diversidad sexual. Mirosevic se toma su tiempo para explicarles su significado.

“En Chile es un tema pendiente, sobre todo en el norte”, dice el diputado sobre al trato a los pueblos originarios y la multiculturalidad en Chile. Electo en las parlamentarias del año pasado con 14.237 votos, fue la segunda mayoría de su lista en Arica –la tierra que lo vio nacer–, lo que le permitió derrotar al sistema binominal.

El presidente y único representante en el Congreso del Partido Liberal entra a la sala y se sienta junto a Alejandra Sepúlveda, Giorgio Jackson y Gabriel Boric, su bancada. En su primer día en Valparaíso, uno de los aspectos que más le llamó la atención fue la poca participación de los parlamentarios en la sala. “Puedes pedir la palabra, pero pocos lo hacen”, comenta.

Mirosevic advierte que no viene de una familia politizada, pero que si contó con “una educación alternativa”, en la cual el foco estuvo puesto en la autodisciplina y la colaboración, cuestión que le permitió nutrirse de ideas que hoy conforman su singular papel: ser el único representante del Partido Liberal en la política nacional.

“Compartimos el hecho de buscar un referente distinto para Chile”, comenta Carlos Bianchi, senador independiente por la Región de Magallanes, con quien Mirosevic –y también Antonio Horvath– conforman la llamada “bancada regionalista”, la que busca posicionar temas de descentralización en el Congreso. “En todas las grandes discusiones queremos siempre ofrecerle al país, al Gobierno, una visión desde las regiones”, explica Mirosevic, destacando que llevarán también una propuesta común respecto a la reforma tributaria.

El Partido Liberal tiene su sede central en calle Huérfanos, y tiene sus dos sedes regionales más importantes en Arica y Concepción. Para las últimas elecciones parlamentarias y presidenciales, y hasta antes de perder el carácter legal de partido político, eran aproximadamente 12.500 los militantes liberales en el país.

Mirosevic también comparte ideas –y grupo etario– con los diputados recién electos Giorgio Jackson y Gabriel Boric, y es por esto que también firmó la petición para reducir la dieta parlamentaria. Sobre este tema, Mirosevic contempla también donar parte de su sueldo –1.250.000 pesos, específicamente– a la Fundación Contra el Abandono de Arica, como un fondo permanente que busca impulsar iniciativas sociales en la región. Esta decisión, dice, la tomó incluso antes de que el tema se llevara a discusión en el Congreso.

Liberales del siglo 21
Diez años después de que caducara el Partido Liberal, el año 2012, Chile Primero –partido del cual Mirosevic ya era presidente– decidió revivir el movimiento del cual emergieran presidentes de la República como Federico Errázuriz (1871–1876) y Aníbal Pinto (1876–1881). “Existe una tradición bien frustrada en Chile, de este liberalismo cultural, este liberalismo humanista, laico, radicalmente democrático (…) El cual terminó junto a los conservadores [hace referencia a la conformación del Partido Nacional] a mediados del siglo 20, lo cual es bastante contradictorio”, comenta Mirosevic al momento de explicar la decisión tomada entonces.

Ramón Freire, Francisco Bilbao, el expresidente José Manuel Balmaceda, entre otros, se alzan como pilares de los “pipiolos” liberales que durante el siglo 19 hicieron frente a los conservadores, apodados “pelucones”. La república denominada liberal nació, luego de años en la oposición, en 1861 con el ascenso de los liberales al poder mediante José Joaquín Pérez, y se acabó con la Guerra Civil que derrocó al presidente Balmaceda.

El actual presidente del Partido Liberal asegura con convicción: “Lo que nosotros queremos hacer es revivir este liberalismo auténtico del siglo 19, con una cuestión juvenil, moderna, un liberalismo cultural que hace mucho sentido, sobre todo en estos tiempos”. Identificado con los viejo pipiolos, Mirosevic, dice, quiere ser el líder de los pipiolos del siglo 21.

Como aliados principales a sus ideas, Mirosevic menciona a la Internacional Liberal, organización internacional de partidos liberales y a la Fundación Balmaceda –Centro de Estudios Políticos y Sociales, fundado en 1916 por el hermano del presidente Balmaceda–, la cual identifica como “la trinchera del liberalismo en Chile”. En Chile, más allá, no reconoce otro movimiento con el cual mantenga contacto. El ariqueño, de manera específica, define a su partido como uno que se levanta sobre la base de tres ejes fundamentales: las libertades individuales, políticas y reformistas; y que apunta a un electorado juvenil con interés por reformas como la educación gratuita o la despenalización del consumo de marihuana.

Más de alguna vez, Vlado Mirosevic ha escuchado que él y su partido carecen de un rumbo fijo y, por ejemplo, que luego de apoyar a Sebastián Piñera, se pasó el PPD, a Marco Enríquez-Ominami, a Tomás Jocelyn-Holt, para terminar acompañando al PRO y ME-O en la elecciones pasadas. Consultado por sus vaivenes políticos, el diputado prefiere no ahondar en el tema.

Carlos Bianchi, quien ha compartido con él durante en el Congreso, define a Mirosevic como un hombre serio, comprometido con los temas regionales, y con un criterio de avance en base al consenso. A pesar de que es su debut en la Cámara, Bianchi destaca su experiencia política: “Vlado me ha dejado la más positiva de las impresiones”.

Vientos de cambio
Hoy Mirosevic no se proyecta en puestos políticos, pero si tiene una convicción clara: seguir luchando por el crecimiento de su partido, por medio de aumentar la representación, con más jóvenes.

“En diez, quince años más transformar al Partido Liberal en un partido consolidado, con una identidad propia. En diez años más los liberales no van a ser los Chicago Boys. Nosotros vamos a ganar la pelea y vamos a decir que aquí hay que revivir esa tradición del liberalismo auténtico. Estoy seguro de que eso terminará sucediendo”, dice con seguridad.

El panorama de la colectividad por el momento se ve difícil, pues desde el pasado 16 de abril, y de acuerdo a la Ley de Partidos Políticos vigente, el Partido Liberal dejó de existir de manera oficial al no alcanzar el 5 por ciento de representación en las últimas canciones. Ante esto, el líder liberal se muestra tranquilo, indicando que solo resta reunir firmas en regiones, tal como sucedió con Chile Primero en 2009.

De cara a una futura elección presidencial en 2018, Mirosevic dice no tener claridad de si volverán a apoyar a Marco Enríquez-Ominami –como sí lo hizo Chile Primero en los comicios pasados–, aunque sí tiene una certeza: “Estamos en el bonus track de la transición hacia un nuevo ciclo político, que espero tenga otros cantantes. Te podría decir con toda seguridad que nosotros vamos a apoyar a alguien que esté sintonizado con ese nuevo elector. Que venga a hablarle a ese nuevo ciclo, y no al pasado”.

Sobre el autor: Vicente Quijada Bianchi es alumno de quinto año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa Escrita, dictado por el profesor Sebastián Rivas. La foto es de Arístides Progulakis, y corresponde a su trabajo en el curso Taller de Fotografía Periodística, dictado por la profesora Consuelo Saavedra.